Faltan palabras

Anoche soñé contigo. Estábamos juntas, no en pareja, no literalmente. Estábamos juntas en ese hermoso modo de unión que solo dos almas complementarias pueden alcanzar, sin embargo, aún nos faltan muchas lunas antes de
llegar a ese momento. Es tan relativo el tiempo, tan relativo... Todo engrandece cuando no estás y tu presencia eclipsa cualquier forma digna de atención, como una estrella tras haber explotado en medio del universo, arrollando todo a tu alrededor. 

Y como una estrella, es maravilloso observarte, admirarte, descubrir poco a poco todas tus rarezas y detalles. Eres increíble. Siempre se me acaban los adjetivos cuando intento describirte; ni si quiera inefable sería suficiente, pero tampoco sé que lo sería para ti. En cambio, para mí, haberte conocido. Tener la grandísima suerte de haberte conocido, de haber encontrado versos en ti, mi Luna.

Me encanta pensar en tu voz, porque solo así fluyen las palabras como agua clara, formando un caudal lírico de dimensiones incomparables, cursi y vomitivo. Pero qué le voy a hacer, si nunca soy yo la que escribe, es este pequeño demonio que llevo dentro y se apodera de mis manos y mente cada vez que aparece una nueva musa. Por ello tengo que ir escupiendo en forma de rima todas estas mariposas metafóricas que me atormentan siempre que vuelve la inspiración femenina. Pero, ¿qué otra cosa puedo hacer con esa sonrisa en frente?