La última parada de tu tren

Eran sus ojos mi adicción
y sus labios el pasaje
a la perdición.

Y su tierna devoción
por hallar un gran amor
la hizo perder el control
en un vacío corazón.

Porque yo quisiera ser 
la última parada de tu tren.
Quien te espere en el andén
a las nueve y treinta y tres.

Sin pedírtelo mi amor
te ganaste sin rubor
este bohemio corazón.

Ahora pienso que sin ti
ya no me gusta vivir,
porque estoy mejor así:
Teniéndote junto a mi.

Eva Neruda

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