Finales tristes

Los sábados siempre se me hacen eternos, y quizás el frío aumente esa sensación de venirse abajo. Me duele todo, en especial el pecho. Ahogado entre penas y dudas sobre recuerdos. Solía dedicar mis ratos libres a escribirte cosas bonitas,
a pensar en como sorprenderte. Pero en vano tiraba mi tiempo a la basura, en vano te quería. Necesitaba esto, de verdad que sí. Darme cuenta de lo inútil que soy y de lo ingenua, por no darme cuenta antes de lo mucho que te estabas aprovechando de mis sentimientos. Me suele pasar de vez en cuando, abrir tanto el corazón que acaban dejándomelo hecho trizas, como siempre. Maldita bondad y confianza, me jodéis nuevamente. Ya podríais morir en el estúpido intento de hacer de un ser inerme como yo, alguien sensitivo. ¿Para qué? Para terminar rota, hecha pedazos en la cama escribiendo entradas de mierda, infumables. Desahogándome entre letras que no solucionarán nada. Que mañana probablemente se me habrán olvidado. Y otra vez, entre húmedas almohadas y sábanas enredadas, soñarás que todo se acaba con una cuerda o una navaja. 



Comentarios

Entradas populares de este blog

A mi yo del futuro

La risa que debe ser amada