Pasado, presente y futuro.

No quiero que respondas este mensaje hoy, quiero que lo leas y reflexiones.

He llegado a la conclusión de que siempre te lo perdono todo y que rara vez tengo el valor de decirte lo que me molesta, porque siento que termino disculpándome yo, con esto no quiero reclamarte nada, ni creas que estoy enfadada contigo. Es más, lo estoy conmigo misma por haber permitido esta situación.

Hace ya unas cuantas semanas que no siento ese fervor hacia tí, y no quiero pensar que sigues relacionando todo lo que digo y hago con eso, que para mi, ya pasó.

Estoy de acuerdo en no hablar todos los días, porque no quiero que caigamos en la monotonía. Yo al menos, te hablaré cuando me apetezca, cuando te eche de menos (que ya no es todos los días) o simplemente cuando quiera saber cómo estás.

Han pasado tres años de amistad, tu allá y yo aquí. Ha sido difícil, divertido y emocionante. Y durante todo ese tiempo nuestra amistad ha cambiado, sobre todo, tú la has ido cambiando.

Tú decidiste hablarme todos los días, tú decidiste darme todas las buenas noches, tú decidiste cuando podíamos hablar y cuando no. Tú decidiste cambiar tu actitud hacia mi. Tú decidiste venir a Tenerife, cambiarme la vida y ahora decides hacerlo de nuevo. Pensaba, tontamente, que era yo la que te influenciaba, pero equivocada, porque era yo la influenciada.

Ahora decidiré yo no perdonarte más si no me pides perdón, porque a pesar de quererte, tengo que dejar de idealizarte, porque eres una persona errante como todas las demás.

Quiero que todo vuelva a ser como antes, todo, menos yo. Porque quiero ser tu amiga no un reflejo, que responda siempre igual como un espejo. Quiero estar ahí, para ti, para siempre. Quiero gritarle a la noche que te tengo como amiga. 

Dónde entre mi primavera y tu invierno ya no haya más versos eternos. Dónde pasen los años tediosos y al final siempre salga el sol. Y no me importará y me dará igual, lo que diga mi estúpido egoísmo. Porque para quererte ya no necesito tenerte, porque la musa sin razón abandonó, por fin, este poético corazón.

-Att.: Tu poeta.