La chica de tinta

Sus ojos, negros como dos enigmas, se clavaron en mi. Por suerte o por desgracia, yo devolví la mirada y ahí lo supe, otra musa más para mi historial. Ya no sé cuantas mujeres efímeras, una tras otra, me han rayado el alma. Ya no me quedan fuerzas en esta maquina de prosa pobre que cargo desde hace un tiempo entre pecho y espalda. Ya no puedo con tanta alevosía por parte de mis sentimientos. Necesito parar de esta espiral de problemas que me persiguen desde hace meses. Desde que dejé de ser estable sentimentalmente. Desde que mi vida se volvió un drama interminable y yo me quedé más en ruinas que la ciudad de Roma. 

Yéndome por las ramas, intentando evitar el comienzo de otra ristra de relatos sobre como nuevamente me partirán en pedazos. De como sin necesidad alguna, vuelvo al incesante suicidio voluntarioso de darlo todo por nada. Y sin embargo no pierdo la esperanza de encontrar esa musa que tanto he soñado, que me llene el alma de un suspiro. Que me inspire vida de un gesto, arrebatándome cualquier posibilidad de supervivencia a otra de esas miradas. Solo el tiempo me dará la razón con esta chica de tinta.



Comentarios

  1. Muy bonitas palabras Eva.... es la primera vez que leo tu blog y me ha gustado mucho, y te comento en esta entrada porque es de las que mas me gusta... Me parece muy bonito la forma en la que expresas tus palabras... Sigue asi y a ver cuando puedo leer más...

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