Las mariposas vuelan en invierno
Comienzan las noches frías y ensordecedoras de silencios. Empieza a dar vueltas la agonía de los recuerdos, los entrantes y salientes de la memoria. Sin duda, ha llegado el invierno. Ahora, a mediados de diciembre. Yo a pesar de haber nacido en esta hermosa estación, siempre siento que el invierno me llega tarde, siempre he sido muy lenta para todo, incluso para darme cuenta del dolor. He tardado semanas y semanas, en darme cuenta, ya no como, ya ni salgo, por pereza o desgana. Ahora no veo versos allá donde mire. Porque todas las palabras me han abandonado. Porque lo que antes de daba para escribir tres noches sin parar, ya no me da para una línea. Ahora escribo con rabia, con desgana de vivir, con rendición. Es cierto, me he rendido en todos los aspectos, ya no creo en el amor ni en cosas banales. Estoy tan vacía de sentimientos positivos que si me exprimieran ahora mismo saldría toda la gama de negros. Quizás es que estoy harta, harta de sentirme sola entre una gran multitud aunque sé que no lo estoy. Pero no logro quitarme esa sensación de insatisfacción de la garganta. La confusión me invade por momentos, no sé lo que quiero, no sé que siento, a veces ira, a veces celos, a veces rabia e impotencia por tanta incertidumbre. Porque en noches como esta, estaba acompañada y mi alma no se contenta con tu partida. Es por eso, que las mariposas solo vuelan en invierno.
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